lunes, 29 de julio de 2013

AMBIENTES EXTRAVAGANTES | Monólogo N#10

AMBIENTES EXTRAVAGANTES

    No sé si soy el único al que le pasa, pero hay un ambiente melancólico en el aire. De esos que están en blanco y negro..., de esos a los que se lleva el viento. O aquellos que se mantienen perennes como incienso, de aquél que va y viene en olores extravagantes y síntomas extraños entre tus sentidos; lo hueles, saboreas y escuchas.

    Es ese sentimiento que va y viene como una soledad egoísta pero al mismo tiempo hilarante, lo que quieres y no quieres. Tan o menos agradable que presenciar una muerte dada a una vida recién llegada por algún desquiciado pervertido bueno para nada, como esos que salen siempre en las películas de falso documental, que la mayoría son de horror o terror, por supuesto.

    Aunque no hay mucho por decir, puede ser que yo sea otro pervertido más, pero con un toque más literario, escribiendo textos subliminales para hacer un suicidio masivo, una catástrofe de proporciones bíblicas, o más.

    Me río de la gente que a veces cree que no hay maldad dentro del mundo, pero eso es una frase al azar, no tiene nada que ver con éstas líneas sobre la extraña y ególatra melancolía.

    Pero es así, como tiene que ser, como debería ser, como será. Aunque no lo sé.

    Vamos a opinar de la arbitrariedad de las personas como yo, quienes cambian cosas al azar, a su antojo y preferencia sin pensar en las consecuencias que podrían traer para sí mismos o para otros. ¿Qué dirán con respecto a eso?

    -¡Estúpido!

    -¡Arrogante!

    -¡Falta de respeto!

    -¡Atrevido!

    -¡Correcto!

    Y todos en el público lo miran con una cara extraña, señor, denos una explicación.

    -¿Por qué no redactar nosotros mismos nuestras propias decisiones tomando la pluma del destino y trazando a nuestro antojo en vez de dejar a otro que lo haga?

    La opinión deja a los cercanos con la boca abierta, hay mucha razón en ello, de eso no hay duda, pero sin embargo ahí está la conclusión: Un estúpido y arrogante falta de respeto que es atrevidamente correcto.

    Y como siempre otro final sin sentido, o sólo palabras al azar. O sólo un texto que pocos entenderán.

Pero bueno, querido escritor, ya llegó la hora de que pongas al lector a pensar.

jueves, 18 de julio de 2013

ENTRE LIBROS | Monólogo N#9

ENTRE LIBROS

    Si pudiera pasar mi vida entre libros, entre textos inacabables.

    Si pudiera hacer de cada día una historia, una nueva página; nuevos conocimientos vienen con cada palabra, con cada expresión. Nuevas lágrimas vienen anhelando un futuro y una historia mejor.

    ¿Qué es lo que hace tan buena la literatura? ¿Qué es lo que hace tan bueno el saber? No lo sé. Quizá es el aprender, el saber que sabremos más; la intriga de no saber lo que pasará, y que la historia puede girar apenas la página avance.

    Pues sí, así es, entre libros todo se puede, entre palabras todo está, entre textos que vienen y van. Ideas que se forman y otras que se terminan, universos enteros sólo escritos. Magia entre cada acento, coma y punto final. Y todo eso sin saber si de verdad continuará.

    ¡Pero toda historia tiene una continuación! Así es; la literatura es como el agua, un eterno elixir que nunca se acaba..., y si el agua se acabase algún día, la literatura no lo haría, pues, entre versos y párrafos al agua resucitaría. ¡Todo en vastos universos, infinitos como ellos mismos!

    Son ideas y sólo ideas, son palabras y sólo palabras, o quizá, son más allá de una expresión silabaria. Un amor de páginas y más, un universo que jamás acabará.

Entre libros, así será.

martes, 16 de julio de 2013

DE NUEVO | Monólogo N#8

DE NUEVO

    Calma, esa extraña calma que nos abraza. ¿Qué es? ¿Qué significa? No podemos estar seguros. ¿Será esto la calma antes de la tormenta? ¿O es el simple hecho de no estar a acostumbrado a lo bueno? Siempre pasan las peores cosas al rededor, nunca estamos tranquilos. Estamos rodeados de hipocresía, de falsedad, de intenciones ocultas..., tanto así que, cuando algo bueno pasa, siempre desconfiamos.

    ¿Qué pasará de ahora en adelante de verdad? ¿Cuáles son las cosas que de verdad pasarán? ¿A veces, será, que mi mente juega conmigo mismo? Quizá son simples fantasías. Sí, puede serlo; la verdad es lo más probable.

    Estoy muy acostumbrado a sufrir, estoy muy acostumbrado a fallar. O estamos, quizá. Han llegado los buenos tiempos, sin embargo, no puedo controlar toda esta inseguridad que tengo encima..., esta inseguridad que me traen los malos recuerdos.

    Esta inseguridad del "¿Qué pasaría sí...?". Es el no saber, o el sí saber todo pero querer saber más; es buscarle las cincos patas al gato, como dice el refrán de los abuelos. Es pensar cosas que no son y que no están, y que aún así sabiendo que no son, dudar.

    Dudar, el eterno problema.

    La duda, el eterno dolor.

    ¿Ahora qué pasará con mis pensamientos? ¿Qué pasará con mi mente? ¿Qué pasará con todos estos recuerdos?

    -Suprímelo todo, empieza de nuevo.

    ¿Esa es la respuesta?...

La tomaré.

viernes, 12 de julio de 2013

COPIAS | Monólogo N#7

COPIAS

    Suelo ver el movimiento incansable de las luces decorativas, esas que están siempre en las discotecas o cualquier antro de mala muerte, para darle una acentuación un tanto elegante y nueva a algo que no sirve para nada más que la indecencia.

    ¿Qué hay? Ese olor a humo de cigarrillo nauseabundo de mala calidad, indecente como él mismo. Ese olor a la infamia que recorre con extenuación y falta de respeto las venas, las bocas y las narices de las personas de alrededor.

    Y estoy acá, solo. Rodeado de gente todas iguales entre sí, sin una pizca de respeto hacia sí mismos. Atacando a las féminas cual "presa fácil"; entre estas mismas también está la infamia, la indecencia, la muerte del ser y del amor a uno mismo.

    Es como meterse en medio un fuego inacabable, tiempo tras del tiempo, pasando en generaciones, siempre habrá ésta clase de gente idiota entre nosotros. Estos que se destruyen la vida pensando que simplemente al fumar están siendo los mejores, que metiéndose en la infamia serán los más malos...

    Sí, yo fumo, pero porque así lo decidí yo, no porque sea una estupidez puesta por la sociedad para ser "más malo e interesante". Que se jodan todos los que tienen ésta ideología.

    Es increíble verlos, tal como si fueran monos, que no están conscientes de lo que son ni de lo que hacen, pensando que los que son diferentes de ellos son los que están mal, que están locos.

    ¿Y si el loco fuera el sabio? ¿Y si el supuesto raro y diferente estuviera consciente de lo que ellos no? Consciente del amor, consciente de las mujeres realmente decentes. Conscientes de la pasión verdadera y de las miradas ajenas a todo este atroz mundo lleno de copias de unos y otros.

    Sólo puede haber una conclusión para todo esto. ¿Saben cuál es?

    Váyanse todos a la mierda; me voy a dormir.

Chao.

martes, 9 de julio de 2013

¿SÍ O NO? | Monólogo N#6


 ¿SÍ O NO?

"Tómate un refresco y pasa el rato."

    Son las palabras más cínicas y despreocupadas que dije alguna vez.

    ¿Qué opinas de eso? Es como viajar en un campo de materia infinita y repetitiva. Jamás va a haber un final y siempre vas a estar viendo los mismos escenarios a través de la ventana de tu vehículo.

    Aunque probablemente sean las palabras más divagantes que has leído, para mí tienen todo el sentido del mundo.

    De lo que está dentro del ser mismo, y lo que desaparece y/o desvanece.
¿Cómo puedes saber si estoy en lo correcto? ¿Acaso entiendes algo de lo que estoy diciendo? Lo más probable es que no.

    Siempre digo cosas sin sentido que sólo un loco atado puede entender. ¿Por qué no estoy yo atado? Otro misterio sin resolver.

    Otro misterio a ser resuelto por el Inspector Gadget. Ah, aquél viejo idiota de las caricaturas de la infancia. ¿O por qué no un caso para el Detective Conan? ¡Válgame si me olvidé del pequeñín! De diecisiete años encogido como si tuviera sólo ocho. Vaya mala suerte la del chico.

    Aunque bueno, todos tenemos mala suerte, algunos muy grande, otros muy pequeña. Y de varios puntos de vista.

    Quizá la vida misma para algunos sea la mayor desgracia y mala suerte en todo el mundo.

    Los puntos de vista, la cuestión más jodida y horrible que pueda existir.
Por eso siempre doy dinero a las personas en las calles. ¿Qué puedo pensar? Quizá la droga para ellos sea más necesaria que un bocado de alimento.

    Es ser o no ser como dijo Shakespeare. Aunque a algunos no les gusta el tan nombrado y sobrevalorado autor. ¡Pero es verdad! Já, amén del que esté de acuerdo conmigo.

    Pero por supuesto, no podemos pensar en lo que más nos duele o les acongoja a otros. Porque nos da miedo a nosotros mismos. ¡Patrañas! Diría un viejo y moribundo Ebenezer Scrooge.

    Pero es la verdad, señor Scrooge.

    Uno no puede ocultarlo todo por mucho tiempo, igual que usted la manera en que mató a su amigo Marley, para robar su dinero. ¿Marley se llamaba? Ni recuerdo, cada día estoy más olvidadizo, ha de ser la edad.

    Pero simplemente las respuestas vienen y van como he dicho yo mismo anteriormente. ¿Qué puede pasar? ¿Qué puede haber? "¿Cuál es la respuesta?" Y eternos "No sé" embriagan las nociones de cada uno.

    Al final es como dejarse caer en un abismo sin fondo, envejeciendo esperando tocar el suelo para acabar con tu propia miseria. Pero no, no todos tenemos una suerte como esa.

    Lo único que faltaría sería hacer una última pregunta, o varias como quién dice. Já.

    La cuestión es, señor. ¿Se puede o no se puede? ¿Cuándo o dónde? ¡Enemiga total de las preguntas! ¡Y risas y llantos al rededor de sus respuestas! Y carcajadas cínicas por parte del más loco.

¿Sí o no?

lunes, 8 de julio de 2013

LAZOS | Relato Corto N#7

 LAZOS

    La familia Vargas vivía en una pequeña casa un poco alejada de la ciudad; todas las mañanas iban en busca de agua en el estanque cercano, y a mitad de mañana siempre iban por algunos víveres hacia la ciudad.

    La familia estaba constituida por el padre, Maximiliano Vargas; una difunta madre, la cual llevan en la memoria siempre con gran regocijo, y hacen como si nunca hubiera muerto, Katherine Vargas; y tres juguetones niños, Carlos, Lucía y José Vargas.

    A Lucía, (la de en medio), le encantaba ir a la escuela, era uno de los sitios donde más le gustaba ir, y siempre iba empujando a sus dos hermanos para ir también; no todo el mundo estudiaba por aquella época, sólo los de clase más alta, por eso era un privilegio para ellos, siendo de una clase baja, estar estudiando.

    Carlos, (el mayor) siempre disfrutaba de llevarse una pequeña radio a la escuela, así podía sintonizar sus programas favoritos con sus amigos luego de cada clase. Eso para él hacía la escuela menos aburrida y podía disfrutarla con más facilidad. Una vez rompieron su radio, unos bravucones de un año mayor, aunque mala suerte..., sintieron la furia del puño de Lucía. Al final, los bravucones le regalaron un radio nuevo a Carlos.

    José, (el menor), era el más callado de los tres, casi no tenía amigos. Sólo uno, otro pequeño niño como él, de su misma clase. Siempre inventaban las mejores historias y cuentos, ideaban planes extraño en todo momento y siempre les gustaba pensar que algún día irían al espacio.

    Un padre amoroso, una madre muerta, y tres niños juguetones. A pesar de la muerte de su madre, ellos eran felices, no les faltaban las necesidades primordiales, pero tampoco podían cumplirse algunos pequeños caprichos. Todos sabían que lo que había era lo justo, pero sólo eso les bastaba (como dije anteriormente) para ser felices.

    Pasaron los años, los niños crecieron, y ahora eran unos adultos jóvenes. Carlos optó por no seguir estudiando, así que empezó a trabajar; montó su propio negocio y ahora era uno de los principales empresarios de una empresa de tecnología.

    Lucía siguió estudiando, eligió la carrera de medicina, la cual ya estaba cursando su último semestre. Un poco de sangre por aquí y por allá, no le causaba ni el más mínimo asco, con tal de poder ayudar a los demás todo estaría bien, así pensaba ella.

    José estuvo estudiando luego, una carrera aburrida de esas que estudias por salir del paso; sin embargo lo dejó a penas pasaron los meses y se dedicó a lo que realmente quería: el cine. Se convirtió en uno de los directores de cine más famosos de la época, y, por supuesto, tenía a su rival y amigo de toda la vida, el mismo pequeñín con el que se juntaba para idear planes extraños y descabellados en su infancia. Eran los más grandes de la época, hasta incluso hicieron una divertida producción juntos. ¡Vaya que bien!

    Todos recibieron un llamado de improvisto, “El señor Maximiliano ya no está entre nosotros” Decía la voz del teléfono. Todos tristes por su partida, mientras mares y mares de lágrimas se iban; volvieron a su ciudad natal arreglaron todo, y enterraron a su padre junto a su madre. Pusieron el retrato de su padre al lado del de su madre. Todos lloraron nuevamente, se abrazaron fuertemente diciendo que se querían más que a nada, y prometieron estar en contacto más de ahora en adelante, por la familia. Intercambiaron sus números de teléfono y se dieron mutuamente sus direcciones para mandar cartas. Todos se fueron.

    El único que quedó allí fue el menor, José. Ideó una historia digna de seis premios Óscar allí, frente a los retratos de su padre y madre. Una obra de horror, aventura y misterio; tiempo después la hizo, dirigió esa película con toda su alma, con todo su empeño, y al final, quedó una obra maestra. Y efectivamente, ganó seis premios Óscar.

    Los años pasaron, los hermanos envejecían. Todos ya tenían una familia propia formada. Carlos y una supervisora de la empresa. Lucía con un abogado que había conocido en una fiesta de gala, y José con una actriz que frecuentaba participar en sus películas. Todos tres ya tenían hijos, y los criaron de la misma forma como su padre, el gran Maximiliano, los crió.

    Siguieron pasando los años, los niños de los hermanos crecieron, eran muy unidos. Dos periodistas, una odontóloga y dos empresarios. Un músico y un escritor. Todos orgullosos de su descendencia, los veían con alta estima cada vez que salían de casa, todos ya eran unos profesionales.

    El tiempo pasó, ahora los hijos de los hermanos tenían su propia familia, y ellos criaron a sus hijos de la misma forma que hicieron sus padres. Carlos murió, se fue quedando dormido en su silla mientras leía un periódico, y vio a sus padres, tomo sus manos, y se transformó de nuevo en el niño que era. Se fueron caminando juntos de las manos.

    Pasan los años y luego se va el pequeño José, oh, José. Dejando un legado que lo haría inmortal, y su recuerdo perduraría eternamente entre la gente al ver sus películas. Murió al lado de su esposa, igual ya muerta, dejando atrás un último manuscrito que fue dirigido por uno de sus hijos. Mientras cerraba los ojos pudo detallar las siluetas de su amada, de su hermano Carlos y de sus padres. Y así se fueron todos juntos tomados de las manos.

    El tiempo ya avanzó bastante, quedaba sólo Lucía, ahora una dulce abuela de unos ochenta y seis largos años, aún esbelta como solía ser en su juventud. Visitó algunos lugares acompañada de sus queridos nietos, la consentían y la querían de una manera inmensa. Un día llamaron al teléfono, noticias recientes. Lucía lo colgó al cabo de unos minutos y soltó una que otra lágrima: “La casa donde vivían antes se vendió”. No eran para menos sus lágrimas, allí se encontraban los más gratos recuerdos.

    Un día Lucía estaba sentada, y oía tras de sí un pequeño alboroto, sin embargo, cuando volteaba, no había nada. Y así durante un largo, hasta que sintió unas piedritas que le lanzaban, no muy fuerte..., eso le recordaba a la infancia, justo como Carlos la fastidiaba... ¡Ay, Carlos! Pero si Carlos ya no estaba. Pegó un brinco hacia atrás y estaba Carlos. “¿Cómo estás hermanita?” Le dijo un pequeño Carlos de niño. Ella se sentó y empezó a hablar con él, de todo lo que había pasado con su casa. De repente, de la nada, apareció José, quien abrazó a su hermana. Se quedaron charlando y riendo un largo rato, hasta que ambos le dijeron a Lucía. “Toma nuestras manos y ven con nosotros”. Ella obedeció, y al momento de pararse era una niña de nuevo. Salió corriendo con sus hermanos y se encontró con su padre. Él los acompañaba. Luego de eso, simplemente vio a alguien que quería ver desde hacia mucho tiempo. Allí estaba la señora Katherine, esperándola preparando una deliciosa cena, y todos se sentaron a comer y a celebrar el estar juntos de nuevo.

    Las lágrimas de la vida se reunieron de nuevo en la muerte, ahora demostrando un regocijo completo de morir. Ah, la eterna vida tras la muerte...

jueves, 4 de julio de 2013

RESPUESTA | Monólogo N#5



 RESPUESTA

¿Y si en realidad nunca muriéramos? ¿Y si en realidad después de la supuesta muerte siguiéramos vivos? ¿Qué pasaría? Siguiéramos tal y como estamos, sólo que traspasando paredes cual fantasma de historia de terror barata.

-¿Es tarde para hablar? -Pregunto.-
-No lo es.
-¿Es tarde para decir “lo siento”?-Pregunto.-
-Quizá no.

Luego de tantas preguntas. ¿Cuáles respuestas son verdad y cuáles son mentira? ¿Moriremos algún día? ¿Moriré yo algún día? No sé.

-No sé.
-No sé.
-No sé.

“No sé”. Es todo, una palabra abstracta. ¿Muerte? No sé. ¿Por qué siempre tengo tantas preguntas? ¿Por qué la vida está llena de incógnitas?

-No lo sé; me declaro enemiga total de las preguntas.

¿Por qué tal enemistad? Pensé primero que era muy infantil. Me reí mucho, después lloré. ¿Moriré?

-No sé.

¿Por qué todo es así? ¿Por qué tantas preguntas? Repetitivas como siempre lo fueron, cansantes, agobiantes, obstinantes.

-No sé.

¿Esa siempre será la respuesta a todo? Como escuchar un disco rayado dentro de una grabadora dañada. ¿Podrías matarme?

-No.

Oh, una nueva respuesta. Esto es tan extraño..., ¿Por qué?

-Porque te amo.

Respuestas que aceleran el corazón, palabras profundas manchadas y disfrazadas de superficial sequedad y frialdad de cicatrices del pasado.

-¿Qué pasado?

¿Por qué ahora preguntas sobre “pasado”? No, no estoy hablando de “ese” pasado. ¿Qué pasará?

-No lo sé.

Hemos vuelto a las respuestas repetitivas, a la rutina del café por las mañanas acompañado de un “buenos días” lleno de la misma frialdad. ¿Cuál es la solución?

-..., Tiempo
.