miércoles, 3 de junio de 2015

HOY TUVE UNA PESADILLA | Relato Corto N#13



HOY TUVE UNA PESADILLA
 02/06/15
Hace un tiempo estuve preparando algo en la cocina de mi casa y tuve un pequeño accidente. Estaba usando el cuchillo, y de verdad no supe cómo realizar el corte. Me hice un corte en la mano en esa carne flácida entre el dedo pulgar y el dedo índice.

Si bien no una cortada de gran longitud, fue bastante profunda. La sangre chorreaba con gotas como de cascada y sentía un ardor, un dolor punzante, más allá de lo normal.

Fue la primera vez que experimenté un dolor así.

Hoy llegué de clases muy cansado al mediodía. De esos días en los cuales tienes tres tipos de cansancio diferente: El mental, el físico y el espiritual. No valía nada, sólo quería dormir y olvidarme de todo.

Después de comer, al acostarme, no tardé mucho en dormir. Entré en el viaje, mi cerebro empezó a segregar ese DMT de forma abrupta y sin avisar. No sé cómo, porque no fue tanto tiempo, pero creo que entré en estado de REM en cuestión de minutos.

Soy músico. En el sueño estaba a punto de ir a una presentación, es bastante curioso cómo andaba vestido. Una camisa manga larga vaquera con unos jeans apretados de una forma muy ridícula; parecía el estereotipo de rocanrolero de las vegas. Pero como todo sueño que era, no le di mucha importancia.

Al parecer en el sueño estaba semi-acostado  en mi cama, podía escuchar las voces de mis padres. Lo único que me pareció raro fue escuchar la voz de mi papá como en la lejanía, mi papá para estos momentos no vive conmigo, ni siquiera vive en ésta ciudad. Pero igual, como sueño que era, no le di mucha importancia.

En la cama donde me postraba, podía ver mis piernas y detallar casi todo mi cuerpo de forma bastante normal, como se ve una persona acostada. El cuarto estaba acomodado de forma distinta, aunque no lo recuerdo, sé que estaba distinto por las sensaciones que emitía.

Estaba jugando con el teléfono de mi mamá, al parecer. Una especie de juego plataformero con tintes rpg. Lo más divertido de eso fue que el teléfono me recordó a un Game Boy, divertido sí, pero extraño. En la otra mano tenía lo que parecía ser un vaso de vidrio, por alguna razón no recuerdo si en realidad yo estaba jugando con el teléfono dentro del vaso o tenía uno en cada mano. Lo que sí recuerdo con claridad, a pesar de que no salió como una escena en el sueño, fue que mi mamá me estuvo advirtiendo del vaso por alguna razón.

De un momento a otro me sorprendí bastante, el vaso se rompió en mi mano izquierda. 

Me preocupé.

Vi poca sangre, eso me alivió un poco. Estaba pensando en ponerme un vendaje para poder tocar así.

Al voltear la mano mi sorpresa fue muy grande pero muy normal, me acostumbré muy rápido a la vista, tenía una raja exuberante en la parte de arriba de la palma que iba de forma  horizontal desde el dedo índice hasta el meñique. Y varias rajas, pequeñas pero profundas que se habían formado en la yema de todos los dedos excepto el pulgar. Debajo del pulgar tenía otra similar.

Me quedé un rato paralizado viendo la escena, pensando en qué hacer. Sentía las corrientes de sangre roja y casi brillante chorreándome toda la mano y goteando por el codo, el calor de ese fluido, tan denso pero tan líquido, era tan atractivo como desagradable. Era un sentimiento inexplicable.

Ese dolor, ese ardor que había experimentado semanas antes se volvía a repetir. 

Podía ver la grasa de los músculos, podía ver los músculos en sí, como la última vez. Y la sangre seguía corriendo a borbotones, y yo seguía pensando. “¿Cómo voy a hacer para tocar?” Estaba tan preocupado que no me daba cuenta de que ya había formado un pequeño charco en la cama.

Ese tono blancuzco de la grasa me hacía sentir incómodo, era como si me observara, como si estuviera acechándome para salir de la herida y saltar hacia mi cara cual fiera salvaje. 

De un momento a otro sentí otro dolor.

Estaba despertando.

Ayer comí muchos dulces y me bebí unas cuantas cervezas, eso estaba empezando a afectarme el estómago. A medida que iba despertando podía sentir cómo me dolía más y más el recto. No entiendo por qué me pasa eso cuando estoy revuelto del estómago, y no sé si entenderé.

Creo que mi estado de REM no cumplió su función como debía, pues al despertar me di cuenta de que seguía observándome la mano izquierda; me había quedado un cosquilleo ardoroso bastante desagradable. Lo seguía sintiendo con claridad en cada sección de mi mano que fue cortada.

Lo que sí entiendo es una cosa muy curiosa. Al experimentar esa combinación abstracta de sensaciones pude darme cuenta de algo bastante interesante, algo que quizá nadie se había dado cuenta hasta ahora.

La realidad es demasiado extraña.