martes, 27 de agosto de 2013

KATHERINE | Relato Corto N#8

KATHERINE

    Yo tenía quince años, no tenía tamaño, para aquella mujer adulta de 22 años. Aquella que se acercaba acechando con sus labios el momento en que yo pusiera mi lado flaco; en aquél momento no es cuestión de un engaño, ella realmente vino y me tomó de la mano; me preguntó dulcemente: “¿Cómo te llamas, majo?” A lo que yo contesté: “Damián es mi nombre, un nombre de fiel esclavo”. Parecía española, pero con acento italiano, quizá de padres burgueses con un gusto refinado; ella rió de repente y me preguntó “¿Por qué esclavo?” yo sólo dije: “Así creo, pues no es el nombre de un santo”.

    Pareció interesarse en mi rareza, y me haló fuertemente del brazo, me dijo “me llamo Katherine” y me dio un beso en los labios. No sabía lo que hacía, la acababa de conocer; pero sólo un beso bastó para caer fervientemente a su pies.

    No me dejaba ir, no me dejaba saber, cuándo era de día o cuándo el anochecer. Simplemente supe que estaría bien, pues mi mente se retorcía cuando apenas la podía oler; no salía con mis amigos, a mis padres dejé de hablar. Todo por esa canalla que mi mente empezó a malograr; con unas simples caricias, con unos simples “te amo”. Fueron lo suficiente para que me convirtiera en una especie de desquiciado.

    Todo lo hacía por ella, con un sólo significado: El de darle una sonrisa, esa que tanto me ha gustado.

    Pero ahora todo ha pasado, ya no tengo quince años; ahora tengo 23 y ella está aún a mi lado.